Las aguas de tu cuerpo.
Se iban a aquietar las aguas de tu cuerpo sobre el mío. Ya pronto iba el silencio a comerse tus quejidos y a hacer de este amor pleno uno suave, más sombrío.
Íbamos a vernos tan desnudos, tan silentes, atados a otro sueño de la noche, donde siempre, y buscando una mañana con el sol sobre la frente.
No faltaba más que un poco para luego descansar, sin embargo decidimos por un beso una vez más y por hacernos el amor y volver a comenzar.
A Claudia Jara.