Danzan las horas dulcemente
abrazadas al ritmo del llanto de la noche,
no se escucha nada, solo el silencio
de los besos de dos enamorados
Se estremecen las almas
por la fuerza desbocada
de las olas que se mecen
en los corazones olvidados.
El dolor grita su razón,
pero nadie lo escucha,
hasta la luna ha quedado sorda
por el llanto de la noche.
Los pies descalzos del recuerdo
recorren las calles lentamente,
se respira la melancolía
en la piel deshabitada de la palabra,
las miradas se encuentran nuevamente vacías.
Los ojos de la vida se han desnudado
para anidarse en los pechos ebrios de la noche,
solo se escucha el latido inquietante de la ausencia.
Danzan las horas
al ritmo del dolor del llanto de la noche,
se respira la tristeza en los rincones de los puertos
porque las barcas han perdido su quietud.
Las estrellas beben de un sorbo
las lágrimas del olvido,
sus labios muerden la palabra nunca dicha
y son testigos de las horas
que danzan lentamente.
Danzan las horas lentamente,
la noche sigue llorando…
yo seguiré danzando con la luz