Un marino dentro del corazón
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Huelo a tibia humedad por los cuatro costados,
a genista florida sobre un verde vistoso,
a nubes de algodón que no guardan reposo,
al tamaño infinito de horizontes soñados.
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Huelo a tardes festivas con voces de habaneras,
a barcas que se besan cuando llegan al puerto,
al rubor de las olas vagando al descubierto,
o a la magia que tienen las noches marineras.
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Huelo a casa, por mucho circular por el mundo,
y me abrazo a la gente sin pedirles permiso,
izo en alto las velas si el momento es preciso,
mas no creas por ello que soy un vagabundo.
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Huelo a mediterráneo por alguna razón,
quizá lleve un marino dentro del corazón.