Quiero ser para ti un galeón,
fuerte y sereno como un roble;
navegar por tus mares interiores,
en el océano de tu pensamiento,
a través de las islas de tu cuerpo.
Descargar en tus puertos escondidos
las perlas finas y hermosas que poseo,
los barriles de esperma, los toneles
de brandy y vino que me abrasan,
robados por mi corazón filibustero
en muy lejanas tierras.
Para ti serán las monedas de oro,
pectorales y narigueras donde luce
el rostro de mi soberano,
Su Majestad el Amor.
En tu cuello y cintura colgaré
esmeraldas de Muzo y platino del Chocó.
En mi vajilla, procedente de Ráquira,
serviré los manjares que te ofrezco,
adobados con especias,
yerbas nativas y otros condimentos
que guardo en mis bodegas.
Tendrás eso y mucho más
cuando atraque mi proa aventurera
en el muelle de tus tibias ensenadas.