Este es el texto que sintetiza la idea de nostalgia
que quiero plasmar hoy:
Es la ausencia eterna.
Es lo que ha quedado atrás.
No es viajar en el tiempo.
No es volver a vivir.
No es volver a ser.
Es volver a sentir.
Es volver a imaginar
que vuelvo a ser.
Es el tiempo recobrado.
Es la magia de la luciérnaga
retenida en su luz de malla.
Es sumar pasado al presente
hasta que el ayer sea hoy.
Muerte que resucita perpleja.
Este es el texto previo al anterior donde esbozo la idea
de manera automática y mucho menos sintética:
No es volver a donde añoro.
Ese lugar no existe.
Es vivir un invento que me
recuerda que he estado allí.
Es palpitar el milagro de lo
imposible.
Es traer un instante robado
por el tiempo a un tiempo
que gusta de recordar.
Es reunir sensaciones en un
páramo desierto de verdor.
Es sentir vivencias no sentidas
cuando fueron.
Es resucitar a un ser querido
para contarle el devenir desde
entonces.
Es encontrar un tiempo perdido
que no siempre se busca, que
se tercia en el camino al conjuro
de un determinado estímulo
postrero, repentizado por la circunstancia
o hasta buscado, o elegido entre opciones.
No es que desee volver a lo añorado, no
sería tan dichoso como engañarme al calor
de su recuerdo, es llenar el presente de
contenido, de más contenido, es sacar los
juguetes que tenía arrumbados en un baúl
para hacerlos revivir, acaso como entonces, o
a lo mejor no.
No añoro el momento, sí su eterna ausencia.
Servíos ustedes mismos, que aprovechen.