\"Una vez, pasó el eclipse, y la luna fue testigo sereno de la sonrisa original.
Una sonrisa sin dueño conocido, que te derrite y embriaga, como un brindis sin fín festejando la inocencia primitiva.
Se apodera de tus suspiros, y los encierra en una lágrima que contiene toda la tristeza del mundo.
Nació para sacudir las ramas, del árbol donde va a madurar el fruto de la nobleza, en todos los corazones.\"
(miguel puigcorbé)