Camino por las calles,
envuelta en una niebla espesa,
oscura
solitaria,
llena de toda esa mierda que me atormenta.
Los gritos,
la presión,
el dolor
los susurros de miedo,
adornan las paredes que rodean mi mente.
Los sentidos se congelan con el frio que destila cada pensamiento.
En mi pecho habita un invierno.
Vivo sin vida en medio de todo aquel infierno.
Los demonios son recuerdos que arañan mi ser.
¿Qué soy?
Nada, susurra cerca de mi oído la tristeza mientras que con sus manos secas oprime más y más mi alma ya muerta.