Es la mujer mi amante perdida,
la tenía en mi mano con sabor a fresa
y se fue porque no cumplo su promesa,
así que, se hizo más grande mi herida.
Ahora que no cumplo la medida,
mi amante sólo en humo me besa
desapareciendo cada día mi empresa
de un amor que sabe a despedida.
Perdida mi amante como mi pecado,
tan perdida y astuta en su felonía
y despedida su amor como su dictado.
Y la buscaré para gritar mi afonía.
¡Oh Mujer, reina de mi principado,
a mi lado te quiero todavía!
NACHO REY