Reza el invierno por la Luna friolera.
Agujas ávidas de dolor buscan pechos abiertos,
cabezas de masa entrópica.
Inventario de pasiones rotas,
tordos del engaño que vuelan de ser humano en ser humano.
¡Calla!, huye, escapa... Vuela de aquí.
Sal de casa y calma, con silencio y pausa.
Se rompen cestas, tazas, platos...
tropiezos en aceras, manchas de aceite...
espejos rotos, meses y años de mal augurio.
Los gatos negros se abalanzan
cuando la Luna llora de frío en el vientre.