Amanece, lo sé por el canto de las aves, y el dolor de tu ausencia en mis huesos.
Ayer te tuve entre mis brazos, ahora miro las huellas, las marcas
de tus uñas y dientes, que declarán y confirman:
Yo soy tuyo, te pertenezco, mucho antes de conocerte.
Lavo mi rostro y mis manos no reconocen mi aspecto, ni mi piel,
ahora entiendo que las yemas de mis dedos solo perciben tu tacto.
La cadencia de mi corazón es la del tuyo, y mi sangre, ya no es mi sangre
ahora circula en mí un amalgama de sudor, lágrimas, saliva y tú sangre.
Ahora, aunque no te veo, sé que estás conmigo, en mí
te siento dentro copándolo todo, muy profundo, tanto
Que mis pensamientos son los nuestros, ya todo es de los dos
dos que somos uno, o deseamos ser uno, uno que para los demás son dos.
Y estas palabras, ¿acaso mías son?, yo las escribo, pero ¿Yo las concebí?
Mis anhelos te incluyen, mis sueños son contigo, y mi vida es vida por ti.
Realmente no estoy solo, ni tú estás sola, porque coincidimos en tiempo y espacio
te llevo dentro, muy dentro, que mis ojos son tus ojos y los míos son los tuyos.