Se hizo dueño y señor de las rimas, que andaban jugueteando en su cabello.
Se vistió de tiernas melodías, notas de blues y el bolero de los amores de su vida.
Sembró el jardín donde crecían las flores que le brindaban el sol más radiante de todas las mañanas.
Se llenó de luces y sombras, del triunfo y la derrota y construyó una jaula de oro y diamantes: el traje a medida para el amor de sus amores.
(miguel puigcorbé)