Jorge Briceño

Tentaciones

Por lo menos cuatro veces al día uno es tentado. A quedarse más tiempo en la cama, a revisar una vez más el álbum de fotos cuando eras más joven y la vida iba bien, a releer esos versos de Whitman,  hasta a tomar otro cargado café.

Ahora bien, puede que la certidumbre de incluirte en mis metas me impulse a  levantarme cada mañana, que el café se me agote o que se nos vaya la vida en miradas  pero cuando soy tentado a advertirte ardiente y callada te imagino envuelta en sendas inocencias contra  mis  endiabladas abstinencias elevadas a la enésima potencia de un par de besos y caricias sin temor ni resistencia.