ng.leibi

Derroche

No pueden ser los gallos,
ni los repartidores.
Será que el gato busca
su comida
que se ha quedado varado
en el cerezo
y gime lastimero
para que alguien quite
al perro de su vía.

Será que las metáforas 
simples me duelen en la médula.
O es este olor a madrugada 
que respiro sin obedecer al sueño.

¡Tanto suceso junto
en otra dimensión de la que vengo
y tengo que escapar irresponsable
para no completar el hecho!

Los ojos del gato resplandecen su misterio
pero mi mirada se pierde en la oscuridad 
del patio y me quedo sin saber
qué es lo que me despierta 
en el derroche de silencio.

©Leibi Ng