Umbrales.
Sonreía... y la tarde te vio en el aire
cuando el mar se vistió en tus ojos:
la paz se convirtió en tus manos
y tus labios en primavera.
Perdidos cual dos gaviotas,
nos vimos en las arenas,
la playa unió nuestras bocas
y en olas cabalgó un beso.
Por tanta duna callada,
la luna calló en la noche
y el verso cayó a tu cuerpo
envuelto, en el mío envuelto.
Hay tantas horas que aun sueñan
en sombras y atardeceres,
en esas miradas tuyas
que ardían junto a la mía.
Del hecho a la poesía,
nadamos sobre la arena
atados a los placeres
que hallamos entre las dunas.
Mi nombre quedó en la playa.
bañándose junto al tuyo;
en tanta espuma hoy se besan
que alcanza para dos mundos.
Se pudo alcanzar la gloria,
llegamos a los umbrales:
cuando el mar se vistió en tus ojos,
sonreía... y la tarde te vio en el aire.
A Claudia Jara.