Era un ángel,
apenas garra predatoria
refulgía como lobo tras su presa...
por la espalda te acechaba su caricia
desbocada de puñales y estacazos,
amigo de la falsía bien labrada...
se encelaba como aire a besamano,
no era vieja deslazada y asustada...
se inmolaba en la cárcel de su labio.