El amor me piensa en voz alta,
no se detiene, pasa y se lleva con mucha prisa,
esa sonrisa atrevida, esa frase que al paso,
solo el logra leer, entre la pausa y el silencio,
solo nosotros sabemos lo que nos contiene y lo que vuela.
El amor, esa entrega que recoge cada minuto, ese tiembla,
como el rocío detenido en el tiempo de una rosa,
como el azar, mágico e intransferible, como el inconsciente y su exabrupto,
así como se teje e hilvana la llovizna en una inexplicable tarde de abril,
cuando de repente toqué tus manos y me supe eterna.