Enamorado de la hermosa nada,
ante tu presencia etérea, te reverencio,
que me acompañas en el silencio
con el sueño de una ilusión acariciada.
Nada eres y lo eres todo,
imagen que apareces, y te vas
entre sombras, y te elevas,
como nube reflejándote sobretodo.
No hay en la nada color,
sólo tu esencia que le da vida
a lo que parece unida
a la existencia de mi dolor.
Duele lo que no se tiene,
lo que en la nada vive,
lo que está lejos,
lo que no se sabe.