Te vi corriendo en la lluvia
devorar la calzada brillante
Sí, yo te vi; vile salpicarse
tu pantalón violeta
y al racimo de tu pelo graciosamente
balancearse.
Gardenia, abedul, cruzaste como un sueño
abrazando la humedad, el viento
la distancia,
con agitación que no alcanzaba
a cambiar la luz de tus ojos
ni su color,
la rosa de tu rostro, niña, y de tu boca;
qué pena, que gracia y alegría
te vi correr bajo la lluvia
y fue con esos mismos ojos
que te siguieron igual
que los del niño a su cometa
que los de un marinero al puerto;
te seguí con esos mismos ojos
graciosa ninfa,
que ávidos te siguen y callados
desde hace rato, desde hace días...
!desde siempre!
Bolívar Delgado Arce