Me deleite, viendo tus manos ha la sombra del sol, mientras tú fumabas en el balcón.
Me deleite, escuchando tú voz, mientras el viento se llevaba tus palabras, dulce vos cómo el cantar de los pájaros.
Fuertes manos y a la vez delicadas como el mismo aire, quien diria que a la hora de amar. Esas delicadas manos se transforman en el más exquisito placer que me pudo a ver llegado a suceder...
Managua,Nicaragua 06-Noviembre-2017 Derechos reservados de autor.