alupego (Ángel L. Pérez)

LIBERTAD COMO ALIMENTO

 

El mirlo se fue cantando,
saltando de rama en rama.
Mientras transita la vida,
mezclada con la hojarasca.

La flor se ha vuelto de barro.
De opaco cristal la voz.
De trapo los sentimientos.
Y de cartón el amor.

Nadando plácidamente,
en la laguna del sueño.
Una vida paralela,
se desliza en el recuerdo.

Las vidas son melodías,
hechas de notas y versos.
Prendidas con alfileres,
del sonido de los ecos.

Madura la madrugada,
después de vivir dormida,
entre las brumas del tiempo.
Desperezando su músculos,
de puro recuerdos hechos.

Entre sopor y vigilia,
van naciendo los deseos.
Retando a los pensamientos,
que se acercan de puntillas,
como ladrones de tiempo.

Locos vuelan sin control,
erráticos pensamientos.
Enarbolando señuelos,
para sembrar el contento.
En un golpe de temor,
se precipitan sin freno.

Deambulando las ideas,
se mezclan en el cerebro.
Como en una coctelera.
De resultados inciertos.
Más grandes son las lagunas,
y más pequeños los hechos.

Cuando la luz se abre paso,
entre nubarrones negros.
Una corriente tirita,
arrebatando el momento.
Y los días son más claros.
Y los recuerdos más bellos.

Dejen que corran las aguas.
Que se adapten al terreno.
Que la libertad sea aliento.
Y la corriente un encuentro.
A.L.
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