La última dama del reino.
Se ha visto, con signos del silencio eterno, a la niña del desvelo, la última dama del reino.
Bufones diseminados le dan su risa encantada, y la niña del reino canta al eco de lunas vagas.
La dama del reino canta (se mece en sombras sinuosas), se va de viaje a otra esfera: hay tanta mirada vaga y hay tanta palabra al verla.
Se ha visto... se ha visto juntando flores en lluvias de primavera: la niña te canta al verla: se va de viaje a otra esfera.
La última dama del reino, la suave mujer sin alas (la bella que en aires piensa), sujeta su voz sin alba.
Camino. ¿Hay otra mujer sin berma? Las luces de lo celeste se pierden bajo sus huellas.
Se va a ensombrecer la hora -la hora siempre ensombrece-, y en tanto se ve la aurora jugando con lo celeste.
La dama del reino canta, la dama del único reino: la sombra luego se espanta y lunas quedan sin ecos.
A Claudia Jara.