Carlos Eduardo

V I O L I N E S

 

Sueño de un dulce verano,

móvil,

refrescaba la brisa,

sonreía la vida,

cantaban alegremente,

cuán hermosa algarabía,

unidos por lazos indestructibles,

princesas y príncipes encantados,

domingos eternamente primorosos;

la felicidad se sostenía en el aire

y se respiraba;

años dorados

donde cabía el amor,

piano,

fin de la diáspora

guerra entre hermanos en Corea, 

 

Elvis,

la riqueza estaba en el alma,

días de éxtasis.