Tan lejos está el cielo, Señor
y tan cercano el infierno. Peco, Señor al querer parecerme a ti y pedir tu perdón: ¡soy instrumento de pecado! Pretendo engañarte, Señor con mis débiles y opacas oraciones, y me engaño yo mismo. Señor... siento que mis rezos no te satisfacen y en vez de acercarme, me alejan de ti. No tengo, Señor, la fuerza que sé, tú quieres que tenga, y te pido que me ayudes a tener esa fe tuya. Quiero que me digas, Señor cómo hacer para encontrarme contigo, y aunque parezca tan fácil, ¡cuesta tanto, Señor! Peco a cada instante, Señor, por no saber amar esta tierra que nos diste… peco Señor, por olvidar los atributos que nos brindan las plantas, los animales, el aire, el sol, todas las cosas maravillosas, producto de tu creación. Peco Señor... porque no los protejo como tú quisieras y siento que así estoy atentando contra tus obras, Señor, y contra tu voluntad sagrada. ¿Qué soy yo Señor? ¿El producto de otros pecados? ¿Cómo podré alejar las faltas de otros que están en mi sangre? ¿Qué Señor de aquellos que pasan hambre y frío y enfermedades? ¿Qué me dices Señor de las vanidades, los egoísmos, la soberbia de las personas que nos rodean? ¿Y qué de la indiferencia de los otros que pudiendo ayudar se acurrucan en su avaricia? ¿Qué Señor...? JUAN / Rubens