Frida Alcántara

La loca

Él sonrió, es increíble como pude escuchar su sonrisa a través de la línea telefónica, ya le había dicho que era un tema del cual yo no quería escribir, el tema era una anciana en un estado deleznable siendo prostituida por quien ella decía era  el amor de su vida; él me explicó con esa manera desenfadada de ver el mundo que la anciana era feliz, un escape de su  realidad lo tenía en cada cliente, a cada uno de ellos amaba, le ponía el nombre de su amado y se entregaba, le hacía el amor, disfrutaba a cada cliente como si fuera él. Dale una vida, me dijo, eres escritora y puedes hacerlo, sabes cómo hacerlo.

Si pudiera darle vida, regresaría su historia unos capítulos atrás, cuando ese hombre sin escrúpulos se atravesó en su camino, le diría que no, que no era él a quien ella debía amar, le pondría enfrente a otro hombre, uno bueno, responsable; si pudiera decirle que no…  volver en el tiempo, o indicarle a ella que volviera y se advirtiera así misma la condena de  su futuro, tal vez una sola palabra al oído…

Eso le dije a mi amigo, así cambiaría su historia.

Durante nuestra  plática empezaron a brotar  y rodar lágrimas, escandalosas en cantidad, pero  silenciosas como el amor que desde hace mucho tiempo creo tener por mi amigo, enamoramiento, al fin… locura. Recuerdo  ese día cuando me  llevó a pasear por nuestra ciudad,  el sol nos daba de frente y sus ojos cafés reflejaban la calle sin pavimentar que me alejaba de la cordura ¿lo quería?, sí, lo quería, aun ahora lo quiero, siempre sonrío al pensar en él, en su carita de gato con botas cuando me preguntó si tenía novio, en lo feliz que era consolando mis berrinches cuando me enojaba porque en el trabajo me pagaban como secretaria y yo pensaba que por haber terminado una licenciatura me iban a pagar bien. Cuando me pidió un abrazo y en lugar de decirle que lo amaba le dije que me iba a casar con otro.

Ese abrazo… estuve a punto de desfallecer y dejarme llevar,  estoy segura que un beso hubiera llevado a una cascada de sensaciones desconocidas para ambos, en lugar de eso escuché claramente una voz que decía a mi pensamiento “te vas a arrepentir” y lo dejé ir.

Mucho tiempo después lo encontré vagando en el ciberespacio, ha tratado de seducirme y he querido dejarme seducir, lo confieso, si el enamoramiento es locura, sigo estando loca, sé que nadie comprenderá este sentimiento, porque después de tantos años el enamoramiento ya no debería existir.

Mientras escribo empiezan a llegar mensajitos, imagen linda, buenas noches, dulces sueños, ya le dije que ya empecé a escribir la historia de la loca y  que no tengo tiempo; ahora caritas con lentes que piden verme,  le mandé un emogi de una maestra, porque no había una escritora, y el muy estúpido me contesta siiiii, enséñame!!!!  y más caritas con lentes, un mándame una foto para soñar bonito; mejor mándame tú un audio para que yo sueñe bonito (contesto) ,y es que me encanta su voz.

Hay una idea flotando en mi cerebro desde  que “X” regresó a mi vida a través de Facebook y se metió todas las noches hasta mi whatsapp, una idea  que se convierte a veces en una clara voz que dice “bloquealo”.

Que sería de las personas si pudieran volver en el tiempo un solo instante, una sola decisión… una bifurcación en el tiempo, ¿Qué cambiarías?.