Tú, coro que opacas tristezas,
mágica arpa sonada
haz que se vaya la lluvia salada.
haz que tu impacto sea fuerza
indomable, un contagie de calma.
Reina de las doncellas
alegrías, has que tú eco pueble tierras
destruidas, encierra
los altos agobios y libera
a las presas carcajadas.
Como estalle de emoción riega
Tu canto y ablanda
Las rocas más duras, entra
hasta la más escondida cueva
Dotando luz colorada.
Risa divina, risa fresca,
gratificante grandeza
Terapia salerosa, mueca
Contagiosa y bien azucarada
Se el postre que nunca se acaba.
Risa, anestesia integra,
bloquea el dolor y desgana
duerme a la noche negra
que abunda en el alma
Logra que se sonría en la tormenta
más fiera.
Mueca bendita, vela
que alumbra los centros, alimenta
de espumosas cascadas
a los corazones en pobreza.
Haz feliz a los que batallan
Y odian con saña, sana
con tu don la ira que les calza .
Risa cascabelera, esencia traviesa
que da bálsamo, mata
las caras largas
con felicidad y consagrada
fiesta, atraviesa fronteras
sepultando las penas.
Como blanca espada
vence silencios y largas
Seriedades grises, despliega
el jubileo como esperanza
de hacer sonreír a la maleza
que ataca.
Canta para los que aman
y sufren, para aquellas
almas Que viven a pesar
de que piensan
que la vida es desaforada
e injusta, tu magia enseña.
Haz que tu ola de eterna
Alegría reviente contenta
en lo profundo de las fachadas.
Haz que en las ventana cerrada
Entre dicha con sonrisa y se abra
la puerta a la vida a carcajadas.
Mariana Gutiérrez, octubre 2108