desde el café de invierno...
a la mocosa cañaveral
aún siendo hoja arrugada por el escarnio callejero
calco tu palabra que no tiene comedia de libertad
descansa el iris del pajonal en un aroma de menta
que atrapa la silueta de tu sombra canicular
remojo un atardecer en tu lecho desconocido
con el grito que vigila el rociado de tu cinto
en el humus que vierte aquel recoveco lupanar
respira la lluvia tu cuerpo de añil tiznado
tu pensamiento ha fracturado la tierra en el destierro
se funde detrás de las cortinas del miedo
de repente llega a mí el horario de tu cuerpo
con la ternura que te arranca a otro puerto…
VICTOR ABEL NIQUINGA RUIZ
21 DE JUNIO 2010 - 14H58