Nada tengo que decir
de tanto como puede ser contado.
Nada que objetar
de todo lo que puede ser probado.
Nada que añorar
de tanto como puede recordarse.
Nada que esperar
de cosas cargadas de esperanza.
Nada que pedir
de todo lo tirado por el mundo.
Nada tengo. Nada quiero:
Sólo vivir, vivir, vivir...
¿Vivir?