Se gastó el color del día,
sobre las nubes,
una sábana oscura
se extiende con suavidad.
El paisaje lentamente
se duerme en mis manos,
y en la quietud,
te me subes a los ojos.
Tus labios susurran besos
que se pegan a la boca,
y la osadia de tu voz
me sacude el corazón.
Eduardo A. Bello Martinez
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