Volver a escuchar tu voz,
esa voz serena y pausada
esa voz llena de sabiduría,
esa voz maestra que un día
me enseñó a callar,
me enseñó a escuchar,
y también a respetar.
Volver a escucharte y sentir
que el tiempo se detuvo en ese
adiós que jamás existió.