Los grandes exploradores anteriores al siglo XX
talvez nunca imaginaron
que estos inteligentes y exóticos aparatos,
parecidos más a una araña
que a un vehículo tradicional,
viajarían velozmente y sin piloto
traspasando nuestra atmósfera,
por el Sistema Solar.
Pero ahora que éstos y otros artefactos
se desplazan hacia los confines del cosmos
o giran en sus órbitas alrededor de nuestra Tierra,
tampoco imaginamos cabalmente
la clase de aparatos que tendremos
en un futuro lejano.