El poder de lo circunstancial es a medida en el que repercute en la situación.
Por ejemplo, hoy sonreíste y explotó Polonia.
Abriste los ojos y las aves recién nacidas se atrevieron a aventarse desde el árbol más alto.
Te reíste y el sonido contratado para un concierto en París se atrofió.
Suspiraste y me hiciste temblar.
Caótica tu presencia
o meramente poderosa.