Mi musa me abandonó.
Mi abatido corazón palpita más lento.
El día es largo y la noche inmensa.
Cada minuto que pasa es un martirio para el espíritu ávido de ella.
Mi musa me abandonó.
La imaginación estéril se torna.
No brotan los versos a raudales
y en denso remanso sus rimas atrapadas quedan.
Mi musa me abandonó.
Mi alma desolada sufre afligida.
No encuentra aliento, vive su delirio
y perdida entra las sombras, vaga sin sentido.
Mi musa me abandonó.
El libro sigue en el mismo capítulo.
La pluma no corre sobre el papel
y no hay tinta que manche su impoluta tez.
Por ahora no hay desenlace, ni epílogo, ni final feliz.
Mi musa me abandonó y sin ella no hay poeta.