Padre mío... te recuerdo
en esta mi soledad,
y al no verte me consuelo
pensando que estás en paz.
Padre mío... tu descanso
cuan merecido lo tienes,
dejaste aquí tu trabajo,
a tu amor y tu simiente.
Padre mío... estás presente
en cada tiempo y lugar,
y en el corazón de éste
que no te puede olvidar.
Padre mío... cuantas cosas
de estar aquí te diría,
mi alma en silencio llora...
Cuanto... cuanto cambiarÍa !
Padre mío... sos mi orgullo,
por favor perdóname.
Dios quiera que este hijo tuyo,
al marchar te logre ver...!
Luis A. Prieto
30 de noviembre de 2008