Alma Rosa Marteño

ALMÍBAR DE PRIMAVERAS

Quédose nuestra historia contenida.

Entre tus muros los abriles no mueren.

Tu casa, hecha de música y café

cada vez que me siente se enciende,

corre la cinta de los antiguos besos,

de los lejanos “te amo”.

¿Recuerdas?

¡Cuánto nos quisimos!

¡Cuánto prometimos!

¡Cuánto codiciamos!

La humedad pendida entre tus sábanas

me lleva al azul de aquellos años

de cuando el tiempo eran nuestro y

demasiado breve para estar mirándonos.

El efluvio de nuestra vida juntos

anida en tu cuarto, solivianta mi mente

llenando el piso de momentos,

de cuando hice de tu pecho mi fuerte,

y tú de mi niña tu mujer.

Poner un paso en tu umbral es tener

ganas de recordarnos efebos, amantes,

de sentirme suspendida haciendo el

verbo pretérito presente otra vez.

¡Qué cercanos se acarician esos días!

Sin embargo son sólo vestigios,

formas de un delirio en brea fosilizado.

Ternura vuelta eco.

Susurros de nuestro pasado.