Aun susurra el arroyo, entre las piedras
antiguas melodías de la raza
que germino a su vera y es la traza
de la historia surgida entre sus hiedras
Su cauce vio crueles realidades
en los ojos con oro en las miradas
un infierno de cruces y de espadas
apagando la luz con sus verdades.
El no puede acallar el desconcierto
de esa estirpe ancestral, pues aun el viento
acerca a sus aguas, un tibio aliento
diciendo que ella vive, que no ha muerto.