Había una vez una bruja frente a la pira. La pira bien encendida y ella, moviendo la pira hace un humo ascendente. Hasta que el humo la hizo poner de color negro. Como que se quemó un poco. Cuando viene la calavera y la coloca dentro de la pira. Cuando se debate entre lo incierto un joven le habla y le dice:
-“¿Cómo usted se ha puesto de color muy negro?”-,
Y la bruja escondida:
-“¿Y la brújula, dónde está?”-,
Y el joven le sigue hablando:
-“Bruja, se ha puesto de color negro”-,
Y la bruja, por fin le habla:
-“¿Dónde está usted…?”-,
Y el joven no le dice nada… Hasta que la bruja se dió cuenta que se había puesto de color negro como la pira. Y se encendió más la pira. Y a la bruja hablándole el joven. Y le preguntó el joven:
-“¿Dónde estás bruja bella y hermosa...?”-,
La bruja se había limpiado toda la humareda de su rostro y era muy joven como él. Y él le habló tiernamente y le dijo:
-“Bella brujita sácame de aquí”-,
Y la brujita que no lo escucha y ella dice:
-“Hermoso joven dónde está usted…?”-,
Y el joven muere, pues, era el de la calavera en la pira. Y la brujita se quedó sola y por siempre y sin su galán. Y su hechizo no fue lo que esperaba.