No quiero que se enteren de mis penas
Las místicas deidades.
Ni las grandes verdades.
Ni los falsos profetas.
Dejad que mis penas duerman,
Entre la gran multitud de miradas ...
Miradas suplicantes y rostros afligidos.
Alejadas de la triste falsía y de la hipocresía.
Los lamentos que son más largos
Salen del subconsciente del ser.
Por las singulares aptitudes
De los que mueren sin entender.
Los ojos dejan miradas abstractas
Las almas hechas pedazos caen cansadas
Con las esperanzas todas …
Todas destrozadas.
Hay una isla en la memoria
Donde radica el querer.
Al cambiar los días
Cambio la memoria.
Cambia el tiempo.
Cambia el viento.
Cambia la letanía.
Cambia la idolatría.
Si las personas éramos los mismos
¿Que fue lo que cambio?
Autor: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
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