E ntrándome en el jardín del Amor,
N oté que el corazón se emborrachaba
A nte el sensual aroma de una flor,
M ientras el nacer del día bajaba...
O cultada la cima del alcor,
R regresé al camino que me llevaba
A l lecho, donde un ardiente fervor
D desprendía esencias que derramaban
O lores, subidos de intenso hervor...
(Salvador)