Flores callan, el tacto ebrio, de tu piel prestada al viento. Cascadas de ausencias viajeras, Aldabas, de tu presencia íntima. Porque tu carne se desgrana en perfumes, como el diente de león, en los cielos azules. Mucho antes de vencer tu cárcel de telas, floreces irremediable, sobre mi sentido único. Flores imitan tu olor, tu tacto y color de labios vírgenes, la pantomima, de la belleza sin dueño Y mis dedos heridos de filo doble, son caninos de perros feroces, constante aullido extendido, de hambre y deseo .