Después de tantos besos, después de tantos ruegos,
despúes de muchas lágrimas derramadas en mi nombre,
me encuentro solo.
El sentimiento de superioridad creado por la sed de mi cuerpo
se ha visto reemplazado por un vacío que lo ocupa todo aquí adentro.
Las tormentas que danzan en mi ser anulan todo albedrío de amar.
El purgatorio se ha purgado de mí,
el amor se ha cansado que lo sientan por mí
y la muerte, que acompaña al hombre como la vida misma,
ha desaparecido.
Mi alma se sació de corazones rotos.
Solo queda nada.
Solo quedo solo.
Solo queda una soledad vacía que lo vacía todo.
Solo ahora, porque antes solo quería estar solo.
No quiero estar solo.
Solo no quiero.
No quiero.
¿Qué?
Solo.