Mientras más camina por el llano. Se dedicaba a creer más en los muertos. Por que él, era un muerto, o sea, un zombie solitario. Y se sentía tan solo, que aún, no percibía el instante en decir adiós. Entonces, se barrió en el suelo, como toda nieve en el camino. Y esquió como todo un deporte de esquí.
Un joven apuesto le pregunta:
-“¿Qué tal, zombie solitario…?”-,
Y el zombie lo mira asombrado y le dice:
-“¿Usted habla conmigo…?”-,
Y el joven apuesto le dice:
-“Sííííí….”-,
Y el zombie mareado en el suelo:
-“Pues, yo no a usted…”-,
Y el joven apuesto le riposta:
-“Pues, yo síííí…”-,
El zombie solitario navegó con todo esquí por el suelo… Y, más aún, quiso ser ése que nunca quiso ser. Y, además, quiso ser ése muchacho apuesto y de belleza natural. Cuando le dice el zombie al apuesto joven:
-“Yo quiero ser tú…”-,
Y el joven vió el cielo abierto y le dijo:
-“Pues, y yo tú…”-,
Y más le dijo:
-“Que la belleza no es para siempre, y ha sido, más bien una maldición tener que ser hermoso…”-,
Y el zombie le dijo:
-“Pues, yo quiero ser usted…”-,
Y más le dijo:
-“Que ser un zombie también ha sido una maldición, pues, nadie me quiere…”-,
Los dos caminaron juntos y se intercambian vestidos, y traje de zombie, cuando los dos llegan a una situación indecorosa. Pues, nadie quería el zombie y al joven lo querían, pero nunca fue feliz.
Aparecen y se unen, otra vez…
Y el joven apuesto le dice:
-“Oye, ser zombie es chévere, pero, no me gustó, sólo un muchacho apuesto que me mira insistentemente dice que me quiere…”-,
Y el zombie le dice:
-“Yá es tarde, yo ví un zombie y me enamoré de él…”-.