Ladinamente se oculta.
Recelosamente mira.
Y escondida en los rincones,
deshoja la margarita.
Será negro o será gris.
Será blanco o azulado.
Más se encuentra en el matiz,
la esencia de lo observado.
Los copos siguen cayendo,
aunque la tierra se abra.
Van enfriando las brasas,
de las heridas que sangran.
Y en la verdadera faz,
que se oculta en la fachada.
Más reales son las penas,
más nítidas la miradas.
Entre bellos bastidores,
el dolor campa a sus anchas.
Tapado por las sonrisas,
distraído por la magia.
Vive escondido en la sima.
Ausente de los que miran,
Los que sus vidas solapan,
con variopintas palabras.
En las noche se desnudan.
Con las sábanas se tapan,
Y en carne viva las vidas,
abiertamente declaran.
Los caminos se entre cruzan,
como hermosas telarañas.
De donde se van colgando,
la realidad y lo que engaña.
Entre las nubes de seda,
se deslizan las palabras.
Unas veces acarician,
otras condenan y agravian.
Y en el confín del espacio,
donde nace la mañana.
Los besos saben a miel,
y a ambrosía las miradas.
A.L.
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