No es fácil ver caer un gran árbol
asomando poco a poco sus raíces,
ver derruirse un castillo
engullendo sus propias piedras,
ver morir a un toro
sujetando su lomo contra las tablas del albero,
humillarse ante la vida,
hacerse pequeño,
perder la dignidad,
y el entendimiento...
Mi padre fue un gran hombre,
mucho más que un hombre grande,
me enseñó lo que hay que saber,
me enseñó que se debe luchar
y respetar,
me mostró la honradez,
la sinceridad,
la lealtad
y la generosidad sin límites.
La vida convierte los cetros en cayados
y la grandeza en pequeñez.
Mi amor consiste en devolverte, papá,
lo que la vida te arrebató.
Serás grande por siempre.