Esmeralda Zamorano

Cuerda roja.

Ella era la cuerda roja

Con la boca de piel

Y sus ojos de amanecer

Susurro de un ayer.

 

Creyó y soñó muy lejos

Su corazón se revoco.

A ella alguien la odio

Por su insensata perfección.

 

Su dulce cara de traición

¡Gritos, dolor y pasión!

Culpable por la tentación

Ella no lo quiso traicionar.

 

Esperando por su castigo

Se segó por la verdad.

Ella pecados cometía

Ella adiós diría... Al día.

 

Nó soporto la vendimia.

Tomo sus vidas y las guardo.

Caminando en su destino,

Cayó en la agonía...

 

Sus pies solo la suicidaban,

Sus oídos solo la aterraban,

Su boca solo maldecía, todos

Esos insultos que se merecía. 

 

Su voz salio cuando el sol explotó.

 

 

Ella era una simple esclava de la lujuria, encadenada a trampas de hierro, de pensamientos insensatos, pues ella no sentía amor ni gloria, solo lujuria apasionada, al acostarse con sus demonios.