Nocturna
(o la noche es una mujer).
Se está iniciando la noche, las estrellas ya se han puesto. Sí, al escribirte, como siempre, es la noche la que sabe sumergirme en su silencio, en sus ganas de alumbrarme con su luna de domingo y en tu aroma a rosas rojas que me acercan a tus ojos, a tus sueños y a tu dulce y envolvente esencia de mujer. De por qué la noche es mi refugio, puedo darte mil respuestas, pero la que más me satisface va ligada a una mujer: la noche… la noche es una mujer. La luna y las estrellas son todas mujeres, y la madre de todas ellas es la noche. Y a ti, por ser mujer, te siento conectada con mi entorno de poeta.
Se han escrito muchas fábulas, se han escrito muchos cuentos, pero la magia que en silencio me hace verte entre mis versos, es producto de la madre de todos mis secretos y es su alma quien me invita a elevarme con mis musas. Otra vez es de noche… y es aquí donde yo busco las palabras de otra carta, la carta que te envío con fulgores de alegría, con enorme regocijo y con algo de mi esencia.
A Claudia Jara.