Del libro La vida es viviendo
Entre el juego y la escuela se escribía la vida
con aquella rayuela de amor, peleas y perdón,
compartiendo el espacio que nos daba la pista
para enfrentar el mundo con todo el corazón.
Hermanos en el tiempo que nos dio la esperanza
en el hogar, que tantos valores no brindó
con los juegos de niños y los retos de crianza;
nos hicimos mayores y al amor continuó.
Los hermanos son ángeles que te pulen el alma,
son cómplices de historias que construyen razón,
caminan a tu lado para darte confianza,
y te enfrentan a veces para darte valor.
De ellos he aprendido que el respeto se gana,
que ayudar es un verbo conjugado entre dos,
dialogar es la fuente que devuelve la calma
y apoyarse entre todos es la ley de la unión.