Hicimos el amor toda la noche,
de modo que la luz del nuevo día
nos encontró plenarios y vacíos.
Amamos siendo lúbricos dementes;
dejamos que corriera todo instante,
que hallara nuestros cuerpos enredados,
calientes y con sexos pegajosos
cual dos hermafroditos caracoles,
igual que las babosas en su idilio.
La noche penumbrosa fue tan breve...
Sedientos, conjuntamos nuestras bocas;
¡unimos nuestras lenguas, sitibundos!
¡Famélicos, a besos y a mordiscos
los dos nos devoramos como locos!,
sin pausas y sin tregua y sin descanso;
usamos esa tántrica energía
y técnicas de la prolongación,
sacamos usufructo de las horas;
lo hicimos en tan varias posiciones,
¡que parco se nos hizo el Kama Sutra!
Soltamos el deseo y los placeres,
colmamos nuestra cama de lujuria;
mojamos blancas sábanas sedeñas
con la expresión más vívida del sexo:
¡de hembra su final \'yaculatorio
y plena complacencia masculina
en forma de volcán en erupción!
Hicimos el amor toda la noche...