Exaltada la fiebre soldada por su esfera
cuando la dulce sangre sucumbe a mis sentidos
hasta vivir el eco de los seres perdidos,
cayendo poco a poco tras las horas de espera.
¡Cómo cansan mis ojos, sin lágrimas siquiera...!
¡Cómo abruman los nombres de sueños compartidos
con los duendes ! : Los sones llorados repetidos.
La estrella disipada me atrapa, pareciera.
Mis horas rutinarias transforman el pasado.
Se transmuta en sonido que se esconde a lo lejos:
No perderé el sendero porque no se ha logrado
encontrar la silueta tras de los azulejos.
Volveré con mi aliento por siempre respirado
en atajos oscuros al romper los espejos.-
Amalia Lateano.
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