Desde hace mucho tiempo
alguien dijo que el Leteo
era un río sin memoria.
No obstante,
aunque las sombras de los muertos
beban sus aguas ígneas
para olvidar sus actos tenebrosos e inútiles,
jamás acabarán con el brillante infierno.
Ellos serán, insobornablemente,
los únicos recuerdos.
Rapaces y verdugos
seguirán como el mito entre los siglos
y no perecerán.