Remontando el desaliento
a fuerza de gravedad,
persigo la libertad
postergada en fundamento
de un penar tan con acento.
Este insurrecto latido
a las tinieblas cosido
con filamentos de seda,
me arrastra por la vereda
del amor desvanecido.
En una pugna incesante,
gris contra gris, cruz tras cruz
se me disputan la luz
mortecina del instante
en que aparezco delante
del incipiente castigo.
Tan a pesar de mí, sigo
encorvado bajo el peso
agotador de un exceso
de equipaje sin abrigo.